El nombre del viento: un intento de acercarse a la fantasía

Preludio

La literatura fantástica ha sido mi género literario favorito desde la adolescencia. Como lo comentaba en otra reseña, inicié en este mundo a muy temprana edad gracias al Señor de los anillos. Posteriormente, mi deseo de saber más acerca de este género me fue llevando a autores como R. A. Salvatore, a quien conocí de milagro en el viejo Tower Records de Pabellón Altavista, Ciudad de México, en donde vendían libros de Timun Mas. Posteriormente, conocí a Margaret Weis, Robert Jordan, Tad Williams, entre otros. Estos autores me fueron llevando de la mano hacia los dos mundos que le han dado a mi imaginación innumerables historias para soñar: Reinos Olvidados y Dragonlance. Más adelante, cuando creía que no podía haber algo mejor, encontré, otra vez por casualidad en una de mis excursiones al pasaje del libro del metro Pino Suárez, a Terry Goodkind con la saga más fascinante que haya tenido la oportunidad de leer: La espada de la verdad.

Actualmente mi vida de lector pasa así, leyendo novelas de todo tipo pero siempre buscando un tiempo para conocer algo nuevo de fantasía épica. Buscando en Internet algún autor desconocido para mí di con Patrick Rothfuss y su saga Crónica del asesino de reyes. He aquí mi opinión del primer tomo titulado El nombre del viento.

La ilusión de conocer algo nuevo

Al principio dudé un poco en comprometerme con una lectura ambiciosa sin saber nada del autor. Cuando te queda poco tiempo para leer algo de hobby, mas no para la lectura en general, tienes que escoger muy bien el libro. Las casi 800 páginas me hicieron dudar de si debía enfrascarme o no en este nuevo mundo, pero las buenas opiniones que encontré en Internet me animaron.

Debo aceptar que mi primera impresión fue bastante agradable. La novela inicia con un capítulo introductorio donde el narrador dota de personalidad al silencio. Este detalle me gustó, aunque su ejecución me haya recordado a Felisberto Hernández a quien considero el maestro de la construcción del objeto/personaje. Si bien no me pareció original, sí me gustó la narración. Posteriormente la introducción de Kvothe, el personaje central, un tabernero misterioso con un pasado epopéyico, me llenó de ilusión y de deseos. Llegué a la página 100 y todavía me sentía emocionado con la introducción de los demás personajes de la historia: su discípulo y Cronista. En el momento en que Kvothe empezó a contar su vida vino el declive.

¿Por qué no leer El nombre del viento?

Como siempre, mi intención no es contarles la historia pues para eso está el libro mismo o el Internet. En este apartado enlistaré las razones por las que no me sentí identificado con la novela:

1. Sus personajes

A pesar de ser una novela de casi 1000 páginas, El nombre del viento tiene personajes que no se quedan ni en lo más profundo de la imaginación. El personaje principal, Kvothe, es tan perfecto que hasta en la fantasía resulta irrisorio. Durante toda la novela se intenta reflejar la tragedia de su vida, pero nunca sentí que los pasajes fueran sinceros. Esto se lo atribuyo a la escasa experiencia narrativa del autor, pues en “idea” Kvothe podría ser un gran personaje. Demás está hablar de Cronista, un tipo que se dedica a describir la historia del mundo y que pasa tan desapercibido como las obras completas de Benavente. Y tenemos a Denna, la “chica” de la historia, tan misteriosa que bien podía haber sido devorada por un dragón herbívoro y las cosas hubieran seguido como si nada. 

Como comentaba al inicio, creo que la construcción de los personajes es muy buena, de verdad, sin embargo su ejecución deja mucho que desear.

Un dibujo de Kvothe que me gustó, creado por Marta Montell

2. El mundo

Novela de fantasía épica que se respeta tiene una basta cosmogonía con una tierra como eje central. No sé si a propósito o a despropósito el autor da muy poca información de la tierra donde se desarrolla la historia. En resumen, nunca supe dónde estaba situada La crónica del asesino de reyes, ni cuáles eran las características de reinos como CEALD, MODEG o VINTAS. No nos confundamos, no estoy queriendo decir que el autor no haya intentado mencionar algo de su estructura. Lo que quiero decir es que su estilo narrativo, por lo menos en esta novela, no da para crear grandes reinos.

Mapa de la tierra creada por Patrick Rothfuss

3. Dragones

Los dragones suelen ser una raza mitológica común en las novelas de fantasía épica. Los hay azules, rojos, verdes, hechos de puro esqueleto, sin patas y en la novela EL nombre del viento… herbívoros. ¿Qué más puedo decir?

Ver a un dragón herbívoro afectado por una “droga” que consumía de un árbol, y a un par de personajes sin experiencia en la guerra matándolo sin mucho esfuerzo, es una de las escenas más tristes que he visto en el mundo literario.

Un dragón… ¿vegetariano? Imagen de Dejan-Delic

4. La historia en sí

Como comentaba anteriormente, creo que la historia tiene potencial. En particular me gustó mucho la forma en cómo Rothfuss entiende y explica la magia y la idea que debe tener en la cabeza sobre los personajes y la trama en general. Esta historia, contada por un narrador más “experimentado” bien podría ser una joya de la literatura fantástica. No he leído el segundo tomo, ni lo leeré próximamente, pero ojalá haya mejorado con el transcurso de los libros, pues el potencial está, sólo falta una buena ejecución.

5. La portada

Hace casi diez años, cuando vi por primera vez este libro en las librerías, no me llamó la atención porque la portada se me hizo infantil, al estilo Harry Potter. En esta ocasión lo leí en Kindle e hice poco caso de la misma. Debí haber recordado esa antigua experiencia. Por cierto, no le encontré gran relación con la historia…

Comentario final

Si bien la novela tiene todas esas desventuras, debo aceptar que es una historia en ratos amena, con potencial y con amplia oportunidad de ser un gancho para que nuevos lectores se adentren en el mundo de la fantasía. Sin embargo, en mi caso, que estoy un poco curtido en estos menesteres, prefiero seguir pasando mis noches en Menzoberranzan, El Valle del Viento Helado o Krynn.

Ya veremos qué tal está la serie de televisión basada en esta obra que, a mi juicio, tiene grandes áreas de oportunidad.

La caída de Gondolin

El Tolkien de mi adolescencia

Antes de Gandalf, el magnánimo Glorfindel, un elfo jefe de la Casa de la Flor de Oro, una de las doces casas de Gondolin, ciudad fundada por Turgon en la Primera Edad del Sol; ya había luchado contra un Balrog en plena caída al abismo. He aquí la prueba irrefutable del acontecimiento…

Imagen tomada de GandzelArt

Mi historia con Tolkien inició hace exactamente 21 años, en 1998. Conocí al autor cuando un primo me contó de la existencia de la ahora célebre trilogía El señor de los anillos. Con catorce años inicié la lectura del primer tomo. El resultado: un reverendo desastre. Para ser honesto, por más que intenté tomar el gusto de la lectura, sólo lograba aburrirme y perderme entre la gran cantidad de nombres e historias que el Profesor (Tolkien) iba desenvolviendo como quien desenvuelve un alambre de púas. Terminé de leer el tomo, sí, pero por pura vanidad. Sin embargo, aunque no disfruté la lectura, sí me quedé con una espina clavada en el intelecto, pues no había disfrutado el libro en esa primera experiencia pero cada vez tenía más ganas de conocer sobre el mundo de la Tierra Media. Fue así como unos años después, por allá del 2000, di con la sociedad Tolkiendili de México, de la cual me hice miembro.

Como integrante de la Sociedad, solía asistir a reuniones periódicas en el Café Murmullos, un comercio ubicado en avenida Revolución, cerca del metro Barranca del Muerto, en Ciudad de México. Entre fanáticos de Tolkien pasé algunas veladas agradables, algunas veces acompañado de un primo y otras veces solo. En las reuniones solíamos leer a Tolkien en español y en alemán (aún ignoró por qué), escuchar conferencias de algún erudito en la materia o simplemente platicar de nuestras vidas (aunque entre tanto Tolkien había muy poco para esto último). Hoy, casi 20 años después, ya sólo recuerdo al fiel Puntitos, un tipo extraño que solía brincar por todos lados lleno de felicidad (a lo Tom Bombadil). Aunque aún existe la asociación, estoy seguro de que tampoco nadie me recuerda.

El logotipo del ahora extinto Café Murmullos

Tiempo después llegó la película La comunidad del anillo. Al día de hoy sigo recordando con gusto el estreno, pues asistí a la premier en el World Trade Center con algunos compañeros, todos disfrazados de algún personaje del Legendarium. También fui a verla al día siguiente. La película empezaba a las 9 de la noche pero llegamos desde las 4 para tener buenos lugares (era esa época donde uno no podía escoger los asientos del cine). Saliendo de la función, anduvimos por la ciudad recogiendo posters promocionales de la película de los parabuses. Mi poster de la Comunidad del anillo duró varios años en mi cuarto.

Regresando al tema que nos atañe, si bien la obra El señor de los anillos es magnánime, uno de los grandes aciertos del Profesor fue haber dejado toda una cosmogonía detrás del mito de la Tierra Media. Gracias al esfuerzo invaluable de Christopher Tolkien, hijo del Profesor, los fans podemos conocer qué hay detrás de ese mundo a través de diversas publicaciones. Conocimos El Sirmarilion, Los hijos de Hurín, Cuentos inconclusos de Númenor y la Tierra Media y las más recientes publicaciones Beren y Lúthien (una bella historia de amor) y ahora La caída de Gondolin, publicada en 2018 en inglés y en 2019 en español. Creo haber leído en algún lugar que con La caída de Gondolin había llegado el fin de la carrera de Christopher como recopilador de la obra de su padre. Como nota, no mencioné todas las obras editadas por Christopher, sólo las que he tenido el gusto de leer.

La caída de Gondolin

Como la mayoría de sus textos póstumos, La caída de Gondolin retoma uno de los temas explicados en El Silmarilion, en los tiempos de Melkor (amo de Sauron). En la historia se narra la guerra entre Melkor y Gothmog (señor de los Balrog, unos demonios al servicio de Melkor) contra la ciudad de Gondolin, en donde aparecen personajes como Turgon, Glorfindel y el pequeño Earendil, quien logra sobrevivir a la caída y tiene un hijo clave para la historia de El señor de los anillos: Elrond. 

Glorfindel según Sebastián Giacobino
Turgon según Antti Autio

¿Qué me gusta de esta historia?

Siguiendo una estructura ya presentada en Beren y Lúthien, La caída de Gondolin narra la historia de Tuor (quien comunicó a Turgon sobre la caída de Gondolin y aún así se quedó para casarse con su hija y llegar a ser el abuelo de Elrond) a través de un orden cronológico y de distintos puntos de vista. Esta forma de narrar hace ver los acontecimientos de su mitología como reales (quizá la gran magia de Tolkien). Tuor y su familia lograron escapar de la ciudad gracias al heroísmo de Glorfindel (al pelear contra el Balrog). Demás está decir que este hecho acaecido en la Primera Edad del Sol fue fundamental para la destrucción del Anillo Único en la Tercera Edad del Sol, dominada por el Hombre.

Tuor según Ted Nasmith en las puertas de Vinyamar (en donde fue avisado de la caída de Gondolin

¿Recomiendo la lectura?

La respuesta es ambigua: sí y no. Puede ser una lectura no solamente recomendada sino obligatoria, en caso de ser un fan asiduo de Tolkien y de haber leído El Silmarilion y otras historias sacadas del Lengendarium (no basta con El señor de los anillos). Si eres fan de LOTR y quieres saber más sobre el Legendarium, anímate por empezar con El Silmarilion. Historias como Beren y Lúthien y La caída de Gondolin, sólo se disfrutan al máximo si comprendes un poco más de la mitología del autor (para aprender más también existe la web). 

Si no has leído nada de Tolkien y aún así te llamó la atención La caída de Gondolin, no te detengas. En la historia vas a poder conocer a uno de los personajes más entrañables de Tolkien: Glorfindel. Estoy seguro de que aunque puedan quedar ciertas nubes narrativas, la lectura sí podrá animarte a seguir conociendo más cosas sobre el mundo de la Tierra Media.

¿La edición?

En español, La caída de Gondolin está editada por Minotauro en una versión muy bien lograda. Como otras obras de Tolkien, fue ilustrada por Alan Lee. En México cuesta al rededor de 369 pesos. Aquí les dejo un par de imágenes:

Ilustración de Alan Lee
Ilustración de Alan Lee

Definitivamente es una lectura recomendable. Quizá una de las cosas que más pueden llamar la atención a quienes no son tan fanáticos del universo completo de la Tierra Media, es que pueda dar pauta a alguna historia de la próxima serie de Amazon sobre el mundo del Profesor. La lectura de esta obra amplía nuestra visión de la Tierra Media y nos hace vivir nuevas experiencias en ese mundo que «debió» haber existido…